lunes, 6 de abril de 2015

Un tweet que ha enfadado a Daniel Lacalle

Aunque yo no lo cito en la entrada, Daniel Lacalle se ha enfadado porque en un tweet de “presentación” de la anterior entrada le citaba diciendo “en qué no estoy de acuerdo con Daniel Lacalle”. En su intervención en La Sexta Noche, el Sr. Lacalle criticó la política energética del gobierno en relación con las renovables, en concreto, en el hecho de que el fomento de las energías renovables se hubiera hecho vía primas a la producción en lugar de hacerse vía subvenciones a la inversión en plantas como se hace – ahora – en Estados Unidos. Espero que el Sr. Lacalle no me acuse de manipular su opinión. Yo no he dicho que él estuviera de acuerdo con la reforma del Gobierno y con aplicar recortes retroactivos a las empresas generadoras de electricidad en las primas “prometidas” por el Gobierno en la década pasada. Lo que dijo el Sr. Lacalle es que deberíamos haber hecho como los EE.UU y haber dado subvenciones a la instalación de centrales eléctricas renovables y que el Gobierno debería mantener sus “promesas” y cargar a los presupuestos del Estado el déficit acumulado y el que se generará en el futuro si se mantiene la remuneración prometida a los generadores cuando realizaron su inversión en plantas fotovoltaicas fundamentalmente.Vean a partir del minuto 20




La cuestión es que los EE.UU han empezado a fomentar las renovables a gran escala y mediante subvenciones ahora y que, hasta ahora, su sistema eléctrico no era, precisamente, un modelo para nadie.

Son el país del mundo que más contamina – tras China – y producen electricidad a base de fuentes contaminantes en mayor medida que cualquier otro país occidental. Su regulación eléctrica era un desastre y permitió su manipulación sistemática por empresas como ENRON. Recuérdese lo que ocurrió en California y recuérdense los apagones en la costa este como consecuencia de inclemencias meteorológicas (apagones debidos a la deficiente – por falta de inversiones – red de transporte y distribución) por no hablar de su política de subvenciones al bioetanol a base de maiz. La electricidad es más barata en EE.UU. porque es más contaminante y porque su nivel de impuestos es mucho más bajo que el europeo. El regulador – que no es el Gobierno Federal sino los Estados – era tan malo como los reguladores europeos y el reparto de poderes entre el Gobierno Federal y los Estados impidió el desarrollo de las energías renovables hasta que el primero ha entrado a saco a regularlas. Entretanto, los Estados dictaron regulaciones sobre renovables semejantes a las españolas y europeas en general (certificados verdes).

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Mi entrada trata de explicar que los errores de planificación del Gobierno en materia energética han sido muchos y muy graves y han provocado la quiebra – la insolvencia – del sistema eléctrico español. Estos errores no se han limitado a la política de fomento de las renovables. De hecho, la política de subvención vía prima (en lugar de certificados “verdes”) de la eólica era sostenible y, probablemente, preferible respecto de una política de subvenciones directas a la instalación de centrales eléctricas o una política de incentivos fiscales (¿por qué tenemos que subvencionar los contribuyentes a los consumidores de electricidad si no pagamos impuestos en la misma proporción que consumimos electricidad?). Aún más, en la entrada anterior, sostengo que es posible que un sistema estatalizado no sea menos eficiente que uno liberalizado en el caso de la electricidad.

Aunque, en todo caso, fue la fotovoltaica y la termosolar la que precipitó la insolvencia del sistema, los errores han sido múltiples. Por ejemplo, el cálculo de los pagos por capacidad, los bandazos en materia de costes de transición a la competencia, la protección de la minería del carbón, las subvenciones implícitas a la energía nuclear en relación con el tratamiento de los residuos y el parón del programa nuclear con el desmantelamiento de Lemóniz o la no renovación de Garona y Zorita, las subvenciones a los sistemas extrapeninsulares, los pagos por interrumpibilidad, la cogeneración o la remuneración adecuada a los transportistas y distribuidores. Mi punto es que esos errores son inevitables y especialmente frecuentes cuando el legislador liberaliza un sector. Ni Alemania – cuyos consumidores están pagando la electricidad más cara de Europa y cuyas empresas eléctricas están casi en quiebra – ni la Unión Europea han acertado.

¿Quién paga los platos rotos de una política plagada de errores inevitables? 


Creo que es más justo que todas las partes del sistema eléctrico se repartan esas pérdidas a que se endosen a los contribuyentes. Nadie tiene derecho al cumplimiento incondicionado de las promesas que le haya hecho nadie. Ni siquiera el legislador. Ni siquiera el que compra deuda pública de un Estado. ¿Por qué el sector eléctrico ha de ser diferente? Ni siquiera en el sector bancario se considera justo que los contribuyentes paguen las quiebras de los bancos aunque, dado lo hiperregulados que están, esas quiebras se deban, en bastante medida, a defectos en la regulación o supervisión bancaria. La reforma del sector eléctrico de 2014 hace precisamente eso: imponer “quitas” y “esperas” a todos los acreedores del “sistema eléctrico”.

Y esa es mi discrepancia con Daniel Lacalle. Él considera que aplicar esas quitas a los que invirtieron en el sector eléctrico es contraproducente e injusto. Y yo, no.

1 comentario:

Anónimo dijo...


Jesús, creo que estás simplificando excesivamente a la hora de plantear el problema cuando te refieres al régimen tarifario de las energías renovables como una "promesa" -el entrecomillado es tuyo- del gobierno, cuando lo cierto es que es un régimen soportado por leyes y y RD, es decir, por actividad parlamentaria.

Cuando un compromiso se refleja en un texto legal, se publica en el BOE y acertada o equivocadamente se le da, expresamente, una validez de 30 años, no es una promesa de un gobierno sino una obligación de un Estado y por tanto su modificación, máxime cuando tiene efectos retroactivos, (por muy "impropia" que se considere), debe realizarse de una forma mucho más sensata de como se ha hecho.


Jose de la Maza









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